Los límites porosos entre las virtudes y defectos de MCM
Las fallas de un líder pueden ser útiles para vencer una tiranía
¿Podrían algunas carencias de María Corina Machado ayudarla a impulsar un cambio en Venezuela?
Una lección que aprendí de Anatomía de un Instante de Javier Cercas, un libro magnífico sobre la transición a la democracia en España, es como algunos defectos personales pueden, en ciertos momentos históricos, convertirse en virtudes.
Uno de los argumentos que esgrime Cercas es que Adolfo Suárez, un colaboracionista del franquismo convertido en héroe de la transición, pudo pastorear a su país hacia la democracia no solo gracias a sus virtudes, que sin duda las tenía, sino también a sus deficiencias:
Suárez no fue un hombre éticamente irreprochable, pero es muy posible que nunca hubiera podido hacer lo que hizo si durante años no hubiese sido un pícaro con la moral de los supervivientes y el don del engaño, un arribista sin mucha cultura ni ideas políticas firmes, un gallito falangista, adulador y trapacero.
Sobre el don del engaño de Suárez, Cercas apunta:
Al principio de su mandato presidencial [después de la muerte de Franco] su objetivo principal fue convencer a los franquistas y a la oposición democrática de que la reforma que iba a llevar a cabo era el único modo de que ambos consiguieran sus opuestos propósitos.
¿Cómo logró esta hazaña? Cercas lo explica sin remilgos. Suárez hizo posible lo imposible porque era un camaleón, un hipócrita, un actor consumado y encantador de serpientes que decía a sus interlocutores lo que ellos querían escuchar:
A los franquista les aseguraba que había que renunciar a ciertos elementos del franquismo con el fin de asegurar la perduración del franquismo; a la oposición democrática le aseguraba que había que renunciar a ciertos elementos de la ruptura con el franquismo con el fin de asegurar la ruptura con el franquismo… a los franquistas los engañó por completo; a la oposición no, o no del todo… pero la manejó a su antojo… y la puso a trabajar a su servicio.
En resumen, Cercas asegura que, si Suárez no hubiera sido un pícaro arribista y adulador, así como un trapacero con dotes especiales para embaucar a media humanidad, la transición podría haber fracasado. Sus vicios y defectos fueron indispensables para que España dejará atrás el franquismo y se convirtiera en una democracia próspera y moderna.
El caso de María Corina Machado
Una ventaja de esta plataforma es que se puede escribir desde la incertidumbre. No formular juicios definitivos, sino hacer preguntas y plantear respuestas aceptando de antemano el carácter exploratorio y dubitativo de lo que se expresa.
A diferencia de Adolfo Suárez, MCM no es una colaboracionista del régimen, sino más bien lo opuesto. De los líderes de la oposición, ella es la que ha marcado de manera más radical su rechazo a todo lo que el chavismo representa.
Sin embargo, a veces me hace pensar en libro de Cercas porque creo que tiene defectos que, en encrucijadas como la actual, pueden transformarse en lo opuesto.
Enumeremos algunas de sus virtudes: la ambición, la valentía, el compromiso, la garra, la perseverancia.
Enumeremos algunas de sus carencias: la ambición, el voluntarismo, la intransigencia, el afán de protagonismo que a ratos linda con el narcisismo.
El narcisismo debe puntearse con un asterisco, porque en la política este defecto puede ser visto como un requisito. Aunque no todos los políticos son narcisistas, una buena parte lo es. Aspirar a la presidencia requiere de una dosis exagerada de self-belief, más aún si alcanzar esta meta exige primero derrocar una dictadura.
Por eso es más interesante examinar la intransigencia, tal vez el ejemplo más claro de un defecto de MCM que podría ser, en este momento, una virtud. O al menos una virtud-defecto.
Hay personas que tienen una concepción binaria de la moral que separa al mundo nítidamente entre buenos y malos. Esta visión blanco-y-negro las lleva a ser intolerantes con aquellos que tienen posturas ambiguas o que están dispuestos a hacer demasiadas concesiones para forjar compromisos con sus adversarios.
Hay otro grupo que tiene una concepción de la moral más flexible; gente capaz de ver matices y grises, ser menos juiciosos, y también más comprensivos con las flaquezas y debilidades humanas. A veces esta maleabilidad ayuda a tomar decisiones sabias, pero en ocasiones puede llevar a excusar acciones inexcusables o a formular planes ingenuos en la lucha contra el mal.
Durante su carrera, MCM ha pertenecido al primer grupo, probablemente al ala más intransigente. Eso ha complicado su relación con los sectores de la oposición más proclives a tratar de entenderse con Maduro y asumir que es posible negociar de buena fe con él.
En los últimos meses, esta intransigencia la ha beneficiado tanto a ella como a la causa democrática. ¿Por qué lo digo? Una de las prácticas más perversas y eficaces del chavismo ha sido la infiltración de la oposición. Mediante varios métodos que seguramente incluyen el chantaje, el soborno y la extorsión, la dictadura ha logrado fabricar partidos “opositores” cuya función no es enfrentar a Maduro, sino ayudarlo a marginar a la oposición real y crear un simulacro de democracia.
Peor aún, la dictadura ha logrado sembrar dudas sobre la honestidad de algunos miembros de la Plataforma Unitaria.
Desde esta perspectiva, la intransigencia de María Corina ha sido un factor importante en su ascenso como líder.
En este clima enrarecido, en este ambiente donde abundan los traidores y los agentes dobles, MCM inspira confianza en buena medida por su alergia a las medias tintas, su clara intolerancia a la ambigüedad moral, su predisposición a ver líneas gruesas separando el bien del mal y su incapacidad para consentir, así sea parcialmente, con lo que no cree justo.
Lo que en otro contexto sería un defecto, ahora es una virtud. Nadie duda que MCM es una opositora con todas sus letras y eso explica en parte por qué ella, a diferencia de sus principales competidores, tiene la confianza necesaria para generar emoción e infundir esperanzas de cambio.
Sin embargo, si la dictadura no logra consumar un fraude el 28 de julio y pierde el apoyo de sectores claves en ese momento álgido, MCM va a necesitar ser más flexible y menos intransigente para negociar con tirios y troyanos, como lo hizo Adolfo Suárez en España, una transición hacia la democracia.